La dama del vestido de lunares increpó a Luis Miguel por llevar en brazos a un niño que fumaba un puro.
El niño era Don Marcelino, quien, la mar de farruco, se revolvió y, sin bajarse de los brazos de Luis Miguel, explicó: "¡Oiga, señora! ¡Que tengo 55 años, soy bibliotecario por oposición y me fumo los puros que me salgan de los cojones!"
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