PLATEA

Me arrastra el ego de la batalla hacia la venganza,
me retumban en los oídos los llantos de mis hermanos caídos.
Tierna vida mía, déjame avanzar entre armas enemigas,
que si la muerte me llama ¡honrar de Esparta seré!
A la vanguardia de la patria mi espada presente se presta,
destapando, por siempre, la sonrisa de la madre alborozada…

¡Madre! imploro la sangre honrando en combate el linaje,
yo seré la imagen de ellos en la luz de la batalla.
Y cuando mi espada atraviese al invasor,
tu vida, agitada y extenuada, en paz descansará con los dioses.
Llena avanza mi sangre entre enfurecidos persas,
cegada por una cólera que desafía toda dicha, toda naturaleza…

Rompe espada mía, rompe, la tortura que martillea a la patria,
salva las vidas helenas que ligadas combaten junto a ti,
derrama impávida cuanta sangre quieras en honrosa fecha,
que cuando el poeta escriba de ella las puertas de la gloria esperan.
Amparado voy, en mi arma y en mi estirpe, hacia el umbral de la victoria,
refugiado en su valor, en su recuerdo, atravieso almas llegadas de ultramar…

Batalla de Platea (479 a.C.)